jueves, 7 de marzo de 2013

JANET CAMILO PARTICIPA EN NY EN ENCUENTRO DE LA INTERNACIONAL SOCIALISTA SOBRE LA CONDICIÓN JURÍDICA Y SOCIAL DE LA MUJER


Janet Camilo Presidenta de Fedomusde

Nueva York.– La presidenta de la Federación Dominicana de Mujeres Social Demócrata “FEDOMUSDE” participa en el encuentro de la internacional socialista, “Condición Jurídica y Social de la Mujer, realizado en Nueva York, Estados Unidos de America, en el que realizo una brillante ponencia ante los presente al conclave.
La pieza oratoria, sin desperdicios se la anexamos a continuación para su deleite y ponderación: La Internacional Socialista de Mujeres (ISM) es una institución política que tiene una historia de aportes en la lucha de reivindicar los derechos de las mujeres dominicanas. Saludamos este panel, un espacio para  intercambiar miradas sobre la situación de la mujer  como víctima sobreviviente de diferentes tipos de violencias, desde el acceso y  toma de poder, y analizar las políticas públicas, así como los programas y líneas de acción a niveles regional y mundial, que apoyen una mejor condición de bienestar para las mujeres del mundo, desde la garantía de los derechos fundamentales

Las mujeres socialdemócratas, estamos comprometidas desde siempre con la lucha por la igualdad, y nos apena recibir este 8 de marzo, viviendo hoy, más que nunca, en un estado de violencia permanente que arropa las vidas de las latinoamericanas y la de sus familias. La pobreza sigue teniendo rostro de mujer.  La pobreza es madre soltera. Pero también, la pobreza es una mujer maltratada, víctima de violencia física, emocional, económica y social.
Hoy nos preguntamos las mujeres ¿Dónde estamos?... Las cosas para nosotras están mejores que cuando comenzó nuestra lucha por la equidad, pero la igualdad sigue siendo un sueño.
América Latina está muy amarrada al modelo político masculino, y la corrupción impide que las políticas públicas de género avancen y se posicionen. Los partidos políticos no quieren hacer nada en A. Latina
Las políticas públicas de género en nuestra región en general, son muy asistencialistas, en las que las mujeres somos vistas como sectores vulnerables de la población, no como agentes de derechos y ciudadanas. Por ello, no atienden necesidades estratégicas de las mujeres, como garantizar la igualdad de oportunidades.
 La violencia de género representa uno de los principales problemas que enfrentamos las mujeres. Es una de las manifestaciones más extremas de la desigualdad y la discriminación y es la vulneración más extendida de sus derechos humanos. Aunada a la condición de pobreza, constituye un obstáculo a su pleno desarrollo y una seria limitación para el avance productivo y democrático de las sociedades.
La cotidianidad nos dice que, pese a la promulgación de normas para la prevención y erradicación de la violencia, estas no han redundado en una disminución significativa de casos. Las políticas, programas y servicios estatales de apoyo a las mujeres víctimas de violencia en sus diferentes manifestaciones son reducidos, no abarcan todo el territorio nacional, están sujetos a los cambios políticos careciendo de continuidad y abarcan sólo algunas manifestaciones de la violencia contra las mujeres.
 En lo que va de año son cifras alarmantes de feminicidios  registrados en el sistema de justicia. Pero nos preguntamos: ¿Para qué contarlas? Son  muchas las mujeres latinas que mueren victimas de feminicidios, ya lo sabemos, la sociedad lo sabe, el estado lo sabe, entonces ¿qué estamos haciendo para evitarlo?, Los femicidios, son la máxima expresión de la violencia contra la mujer, en la actualidad es una de las principales causas de muerte de las mujeres, se ha convertido en una epidemia que mata y condena a la orfandad a cientos de niñas y niños.
 La inclusión de la perspectiva de género en las políticas públicas ha permitido avanzar en solventar la desigualdad, en atención a la agenda mundial.  El perfil de la mujer en nuestros países, reconociendo que en su mayoría, están en estado de pobreza y marginalidad, y que siguen siendo mayoría en el mercado informal, por necesidad más que por vocación y cuyo reto es superar el rezago en diversas áreas, entre las cuales es destacable la conciliación entre familia-trabajo, por lo que podríamos considerar que el tipo de políticas públicas debe ser dirigidos a crear programas adecuados para potenciar las capacidades y garantizar el ejercicio de sus derechos, como consecuencia de las amplias perspectivas de crecimiento que ofrecen las mujeres en la creación de empleos y de desarrollo.
 Como partido reafirmamos  nuestro compromiso con dar oportunidades a las mujeres dominicanas en posiciones de poder y crear y apoyar políticas públicas  a favor del desarrollo y el bienestar de las mujeres.
Invitamos a sumarse en una alianza por el compromiso de un plan de nación, trabajara desde el gobierno para que las políticas públicas en el área de la lucha contra la violencia de género sean elaboradas tomando en cuenta los planes que se han elaborado.
La violencia contra la mujer debe de ser una prioridad de nuestros gobiernos, reconociéndola como una violación a sus derechos, pero también como un problema de salud pública. Por lo que el liderazgo político de nuestra región debe expresar públicamente que asume un compromiso de voluntad política, y que destinara recursos del presupuesto nacional para fortalecer y crear mecanismos de prevención, atención y monitoreo a la violencia contra la mujer dominicana.
 No podemos hablar de erradicar la violencia contra la mujer si el estado no entiende que los planes y programas son un proceso que requieren inversión económica, y que la educación es una herramienta esencial en la construcción de una nueva socialización de roles entre hombres y mujeres.
 Al final nos debemos preguntar ¿hacia dónde vamos?... ¿hacia la paridad?... ¿entonces la igualdad sigue siendo un sueño? Las mujeres hoy debemos disponernos a ejecutar acciones inteligentes, a tomar medidas audaces a generar movimientos transformadores que tiendan a cerrar brechas y a tender puentes para que las mujeres logremos un sitial de primacía y decisión, pero sobre todo a que construir una vida sin violencia, porque las mujeres damos vidas, queremos vivir.
No podemos pecar de ilusas, pero tampoco de demasiado pragmáticas. Nuestra responsabilidad ahora es dar un gran salto a un segundo piso de reformas esenciales que permitan alcanzar las cosas que aún no nos permiten nuestra autonomía.  La primera y más importante es lograr que las mujeres dejemos de ser invisibles para las grandes políticas de Estado.  No es posible que ser mujer sea un lastre para alcanzar un puesto directivo en una empresa, un empleo medio o de base, cuando estamos poblando las aulas universitarias, cuando somos mayoría dentro de las facultades.
No es posible que ser mujer sea un obstáculo casi insalvable para obtener crédito de la banca comercial. No es posible que el alto rendimiento académico nuestro no nos sirva para acceder a puestos de trabajo dignos.
El escenario mundial está montado a la espera de  gobiernos que promuevan una transformación física y ética de la nación, pues de nada sirve que recordemos otro ocho de marzo si las mujeres latinoamericanas seguimos siendo asesinadas y los gobiernos, siguen ocultándonos tras la indiferencia esta realidad, dejándonos un legado de desarrollo en infraestructura en medio de la decadencia moral y países en bancarrotas.
Nueva York, 7 de marzo de 2013
Naciones Unidas, New York del 4 al 15 de marzo de 2013