"La consigna de la hora es: quitemos obstáculos y trabajemos para el 2016".
En las elecciones se enfrentaron dos
corrientes> conservar el poder para continuar con la permisividad ante el
delito y el cambio para que se detuviera y persiguiera la corrupción.
Amarrar los votos de los electores en
el 2010, permitió que los legisladores continuaran en el ejercicio hasta el
2016 en una excelente jugada de ajedrez, realizada como una brillante
demostración de sabichosería colocada para beneficio del mal.
Se buscaba que los delitos cometidos
entre los años 2004 y 2016, no fueran objeto de persecución judicial puesto
que, en nuestro país, el mayor plazo para la prescripción de la pena es de 10
años.
Al PLD se le robó su voluntad electoral
cuando Leonel Fernández engaño a Danilo Medina y usó todo el poder económico
del gobierno para impedirle que fuera candidato presidencial en el 2008, por lo
que Medina dijo: el Estado me derrotó.
Leonel empleó los recursos públicos de
manera corrupta e ilegal para mantenerse en el poder en el 2008 y luego actuó
igual, en el 2010, para asegurarse una mayoría que le permitiera reformar la
Constitución como si se tratara de un traje a la medida. Se buscó a Miguel
Vargas Maldonado que no fue el sastre, porque solo sirvió como segundón, para sorjetear una ropa que acogota la
democracia.
Ya con la mayoría congresual y la extraña muleta de un dirigente de
“oposición”, terminó de fabricar el traje que le permitiría contar con
legisladores que actuaron como borregos, para votar una Constitución tan
“moderna” que crea Tribunales Superiores para ponerlos en manos de un hombre y
un partido.
Leonel Fernández y sus asesores
decidieron montar una dictadura constitucional, para lo cual también votaron un
Estatuto del Ministerio Público que permite la inamovilidad de los Procuradores
Fiscales.
Durante la campaña electoral los
números no le daban, las encuestas no los favorecían, decidieron utilizar todos
los mecanismos a su alcance: dinero del Estado y mal habido, chantaje a
empresarios, avances para obras que no iniciaron, militares, policías y una
formidable claque de chupamedias y cagatintas, que encantaron con sus engaños a
gente crédula.
Leonel repitió el uso de los recursos
públicos y todas sus malas artes, para catapultar a Danilo. Aún el mismo día de
las elecciones amenazaron, desequilibraron la voluntad popular hasta lograr su
principal objetivo: tener la impunidad que ofrece un Fiscal que desestima la
querella y un Tribunal Superior que obedece al amo que le ordena.
Ya con el control de los Poderes del
Estado por un partido y su líder, éste se dedica a disfrutar de la bonanza que
le reditúan sus bienes “políticos”.
Estamos jodidos. La consigna de la hora
es: quitemos obstáculos y trabajemos para el 2016.