"Todo
el mundo, se puede decir, estaba a la expectativa sobre lo que pudiera ocurrir
ese día, aunque no todo el mundo estuviera invitado al concierto o si,
Invitado, dispuesto a formar parte de un coro donde cantaban voces disonantes".
Bonaparte Gautreaux Piñeyro, El Autor.
El hombre terminó de cambiarse de ropa,
tomó la batuta y se dispuso a salir luego de despedirse de su familia. En la
calle lo esperaba un coro de chupamedias, cagatintas y plumíferos, quienes
aplaudían de modo muy extraño mientras extendían la palma de la mano derecha
hacia arriba.