Por Hipólito Mejía, Ex presidente de la República
En los ocho años de la pasada
administración del PLD la República Dominicana logró enviar a Venezuela 57 mil
quintales de habichuelas negras, o caraotas, como las llaman los venezolanos.
En el gobierno del que fui secretario de
Agricultura, con Antonio Guzmán de presidente, comenzamos a producir caraotas
para exportar a Venezuela, mediante un acuerdo, y enviamos a ese país alrededor
de 10 mil toneladas (220 mil quintales) cada año.
Mientras ejercí de Secretario de
Agricultura se sembraron 821 mil 548 tareas de frijoles negros, que produjeron
912 mil 146 quintales. Para esa siembra se distribuyeron 47 mil quintales de
semillas de esta leguminosa.
Este logro es más significativos por el
hecho de que lo obtuvimos partiendo prácticamente de cero, dado que la siembra
de caraotas en el país era muy reducida hasta ese momento.
Estos resultados contrastan con los
escasos 57 mil quintales que la administración de Leonel Fernández logró enviar
a Venezuela, en los ocho años de su gobierno.
Es notable la falta de voluntad del
gobierno para cumplir con este acuerdo. Fruto de esta negligencia
gubernamental, a los agricultores sólo se les entregaron 4 mil 554 quintales
para la siembra durante el período 2008-2011, según se registra en las memorias
del Ministerio de Agricultura.
El Ministro de Agricultura dijo la semana
pasada que importaría semillas de caraotas; es decir, que ni eso le dejaron en
almacén. Sería conveniente que el Ministro dijera también qué encontró en esa
dependencia e informara de la magnitud de los robos, las botellas y la mafia
que autorizaba las importaciones y otros desafueros.¡Señor Ministro: no se
eche ese muerto encima!
La exitosa producción de caraotas en la
gestión del presidente Guzmán fue el resultado de un plan integrado por tres
componentes fundamentales:
Primero un sistema de asistencia técnica denominado Capacitación y Visita, en el cual cada agricultor recibía la
visita semanal de un técnico con recomendaciones específicas al estado del
cultivo, elaboradas por especialistas, con lo que se garantizaba una buena
productividad.
Segundo, un sistema de apoyo compuesto por un parque de maquinarias que
ofrecía preparación de la tierra en tiempo oportuno y gratis, material de
siembra genéticamente mejorado y apoyo crediticio.
Tercero, un sistema de comercialización con
precios garantizados al productor y apoyo al manejo post-cosecha para asegurar
la calidad del grano que se exportaba.
Dado que la producción del grano estaba
localizada principalmente en las provincias de San Juan de la Maguana, Elías
Piña, Azua, Barahona, Bahoruco y Pedernales, los embarques se realizaban por el
puerto de Azua. Eso creaba un impacto adicional a la economía regional, que es
parte del boroneo económico que produce toda inversión que se hace
en la agricultura.
Oportunidad perdida con el caso de las
caraotas
Las habichuelas o caraotas son apenas un
ejemplo de lo que pudo haber hecho el gobierno dominicano para devolver a
Venezuela con productos agrícolas parte de la enorme deuda que hemos contraído
con ellos por el petróleo que nos venden a través de Petrocaribe.
Petrocaribe es un programa altamente
beneficioso para nuestra gente, fruto de la visión y la solidaridad del
fenecido presidente Hugo Chávez, con quien nuestro país siempre tendrá una
deuda de gratitud.
Al cerrar el año 2012 la deuda de la
República Dominicana con Venezuela, por concepto de Petrocaribe, es de 3,039
millones de dólares, con pagos en el presente año que ascienden a 90 millones
de dólares.
A pesar de que existe la completa
disposición de ese hermano país de recibir nuestro producto del campo como pago
por dicha deuda, los gobiernos del PLD se han mostrado totalmente incapaces de
impulsar una producción agropecuaria que pueda contribuir a paliar esta enorme
deuda y consecuentemente ampliar los mercados a nuestros bienes agrícolas.
Es una pena que las pocas exportaciones
que se realizan hacia Venezuela sean las de alimentos para animales y pastas
alimenticias, que como bien sabemos dependen de insumos importados.
El gobierno de Danilo Medina está en un
buen momento para convertir la deuda de Petrocaribe en una oportunidad para
nuestros agricultores y nuestra agricultura. Lo que hace falta es la voluntad
política para unir todas las piezas que se requieren para que la agricultura se
convierta en uno de los principales pilares en que descanse el desarrollo del
país.
Pero es poco lo que hizo la pasada
administración por el sector agropecuario, y sigue siendo poco lo que hace el
gobierno de Danilo Medina por recuperar el campo y la producción para aumentar
las exportaciones.
Debemos entender que la capacidad
competitiva de una nación y las oportunidades de los sectores productivos hoy
día, es el resultado de políticas y decisiones a lo interno de los países. Las
ventajas se crean invirtiendo en la educación, promoviendo la innovación
tecnológica, eliminando las trabas burocráticas, construyendo infraestructura
productiva y apoyando el acceso de nuestros productos a los mercados
internacionales con información y logística de transporte.
El sector rural y la agricultura
dominicana estarían en una mejor posición en la actualidad si Leonel Fernández
hubiese dedicado aunque fuera una parte de los recursos de Petrocaribe a
desarrollar la agricultura de exportación.
Conquistar los consumidores
internacionales requiere esfuerzo. Cuando tenemos una brecha de mercado tenemos
que aprovecharla al máximo. Por eso, no se justifica la incapacidad demostrada
por los gobiernos del PLD para sacar provecho al acuerdo
de Petrocaribe y satisfacer el mercado cautivo que nos ofrece Venezuela, y usar
los recursos financieros provenientes de ese convenio para impulsar la
tecnificación de las zonas productoras del grano y otros renglones.
En una declaración reciente, el
representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el país,
señaló que el futuro de la República Dominicana descansa en su agricultura.
Para nosotros eso no es nuevo, más bien es la reiteración de una premisa que
siempre hemos sostenido en nuestro ejercicio profesional y político.
Danilo también ha dicho que la
agricultura y el turismo son sus principales prioridades. Y qué bueno sería que
pudiéramos suplir los alimentos que demanda el turismo. Ese sería un importante
complemento a las exportaciones nacionales, para lo que se requiere que el
gobierno ofrezca el apoyo e incentivos necesarios.
Está demostrado que, para que la
agricultura genere los beneficios económicos y sociales deseados, los
productores requieren de un sistema de apoyo gubernamental que provea la
asistencia técnica y financiera que les permita ser competitivos en los
exigentes mercados internacionales y poder lidiar con los riesgos propios del
clima y la naturaleza.
El presidente Danilo Medina ha anunciado
algunos “toquecitos” en el sector agropecuario, y reconozco que son un buen
comienzo. Pero no nos hagamos ilusiones, el campo dominicano requiere una
transformación profunda para que se pueda convertir en fuente de riqueza,
creación de empleos y de lucha contra la pobreza.