Por Bonaparte Gautreaux
Piñeyro
No
hallo explicación al cambio que se produjo en aquellos jóvenes cuyo partido
decía que iba a concluir la tarea emprendida por Duarte. A Duarte sólo le
interesó el dinero para donarlo a la fundación de la República.
Esos
jóvenes de antes actuaron de manera proporcionalmente inversa a sus proclamados
ídolos, dentro de los cuales estaban los mejores ejemplos de patriotismo y
reciedumbre moral.
Cierto,
de todo hay en la viña del Señor, esos jóvenes de antes aprendieron, a dirigir
sus acciones con una velocidad que
asombra, con el más absoluto descaro, por el camino viejo, camino retorcido,
lleno de toda suerte de tentaciones que no pudieron, no supieron ni en ningún
momento estuvieron dispuestos a resistir. Esos mismos fueron quienes proclamaron que transitaban un camino nuevo,
diferente, lo cual fue otra baladronada que se perdió en el depósito de sus
desvergüenzas.
De
pronunciar discursos de contenido esperanzador, se convirtieron en encantadores
de serpientes que emplean la palabra para ocultar sus diabluras, sus robos y
sus maldades.
En
el centro del debate nacional hay un tema que debe preocuparnos a todos, ya que
se intenta entregar la riqueza nacional a intereses particulares, jugada de la
que forman parte importante personas que
trabajan en el gobierno.
La
manipulación de las palabras lleva a la creación de situaciones que sólo
benefician al sector que tiene la posibilidad de administrar las leyes y
fabricar nuevas regulaciones para su propio beneficio.
Estos
jóvenes de ayer son los que vendieron a precio de remate las empresas del
Estado, cuyo capital estaba formado por la sangre, el sudor, las torturas, los
abusos cometidos por el tirano Trujillo
para crearlas, las cuales fueron heredadas por el Estado dominicano. Para
explicar la venta de las empresas se ha usado la antigua práctica de que
“cuando digo digo no digo digo sino que digo Diego”. Ese negocio fue una de las
primeras fuentes de ingresos que permitieron el ejercicio de la corrupción a
esos jóvenes de antes.
Después
que aprendieron actúan como gente que esperan ir al exilio o a la cárcel en
cualquier momento y roban sin control, sin medida y sin pausas.
Si
se aplicaran las fórmulas del contrato firmado con Placer Dome para explotar el
oro de Pueblo Viejo, el país recibiría más del 50 por ciento de los beneficios
del minado de oro, plata y cobre, la modificación al contrato que favorece la
Barrick, otorga el 70 por ciento de los beneficios a esa empresa.
Si
para muestra basta un botón el contrato de Placer Dome, hecho por el gobierno
del Presidente Hipólito Mejía, dejaba beneficios provenientes del oro, la plata
y el cobre, el contrato de la Barrick sólo paga sobre el oro.
¡Zape!