Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Las sociedades, los grupos humanos, son más
fuertes que quienes quieran destruirlos. El sentido de pertenencia se impone
contra cualquier fuerza que intente separar al grupo, que fuerce para hacerlo
desparecer.
Lo difícil es conformar un conglomerado
con intereses comunes, aspiraciones
similares, que haya adquirido conciencia de la importancia de la unión.
Alguna vez leí una frase atribuida a un
pensador chino del siglo XV antes de Cristo, que decía: “la unión de pequeños
esfuerzos y sacrificios dirigidos con voluntad creadora es capaz de alcanzar grandes metas”.
Lo que permite identificar a un grupo es
la coherencia con que construye su cultura. No habrá país, no habrá grupo, si
no hay metas comunes que permitan un conjunto de .acciones en beneficio del
grupo, en beneficio del país,
Fueron los intereses comunes los que
permitieron las guerras de la independencia de los países que se sintieron
acogotados por la acción de personas, o grupos de personas, que abusaron de una
y otra manera de pueblos que eran mantenidos en la oscuridad.
La verdad es como el agua, siempre
encuentra una rendija por donde salir para cumplir con su destino, iluminar la
mente de los hombres con información, con sabiduría, con amor a la libertad,
con ánimo para instaurar y mantener la democracia.
La verdad es un instrumento tan fino, tan
decisivo, tan definitorio que se parece al sol. Es imposible oponerse a la luz
de la verdad, por eso, pase lo que pase, mañana saldrá el sol.
El hombre se mueve en busca de otros
hombres para formar un grupo que se construye con el tiempo, porque sí, porque
la naturaleza del hombre es vivir en sociedad.
Lo difícil repito, es que se forme la sociedad, que puede iniciarse con otro y la suma de otros constituye el
grupo.
El grupo puede tener tropiezos, puede
disminuir en número de integrantes,
pero la voluntad de permanencia, el sentimiento de pertenencia se impone. La
pertenencia es un modo de
identificación que fomenta la solidaridad entre iguales y sirve de apoyo entre
unos y otros.
Una sociedad, no desaparece por la
voluntad de un hombre. En el peor de los casos un grupo enfrentará a otro grupo
y nadie sabe nunca cuál de ellos resultara ganador.
Se juega a la destrucción del grupo
cuando se tiene la certeza de que sus fuerzas son menores que las fuerzas del
adversario, entonces llega un momento decisivo: se pelea y se hace daño al
grupo o se buscan y logran acuerdos decentes.
El PRD no será destruido. Las armas están
ahí: pelearse y disminuirse o acordar seguir como grupo fuerte y cohesionado.