Nelson
Espinal Báez. El Autor.
Un paradigma es un conjunto de supuestos implícitos
que no se someten a evaluación; de hecho, esencialmente, son inconscientes. Son
parte de nuestro modus operandi como individuos, como sociedad.
Lo que sucede en el Partido Revolucionario Dominicano
(PRD) no es extraño a la sociedad dominicana, es un resultado de nuestros
paradigmas. Es lo que sucede en múltiples clubes y asociaciones sociales,
empresariales, profesionales y deportivas. Son incontables los ejemplos que
tiene nuestro país, que van desde empresas familiares hasta juntas de vecinos.
Es un modelo de interacción humana, que subyace en el
inconsciente colectivo del pueblo dominicano, y de todo el planeta que está
haciendo estragos. Desde el movimiento ultraconservador denominado el "Tea
Party", en Estados Unidos, hasta grupos de izquierda en República
Dominicana y América Latina.
Si partimos de la premisa que sostienen
experimentados sociólogos, "culturólogos" y antropólogos, de que el
PRD es lo que más se parece al pueblo dominicano, y viceversa; tenemos que esta
gran organización política ha sido la caja de resonancia de nuestros paradigmas
(supuestos inconscientes) de cómo concebimos y abordamos los proyectos
colectivos. En fin, de cómo generamos nuestra interacción humana para la
consecución de objetivos "comunes". La evidencia indica que los
actores políticos en nuestro país han tenido seria incapacidad para manejar las
diferencias, los matices y los disensos.
Esta incapacidad se hace más visible en la política,
por ser ésta la que construye la historia de las naciones y estar,
supuestamente, nutrida por el pensamiento y la acción estratégica, entendiendo
ésta como la ciencia de la elección y de la acción humana. Es decir, aunque la
política es la República de los Egos, hablar de ella, como proceso estratégico,
en un contexto democrático, es hablar de procesos de influencia y articulación
social.
La estrategia, como disciplina, tiene unos 2,500 años
de existencia. Nació para enfrentar el conflicto mayor: la guerra.
Se ha sustentado, la estrategia, en tres grandes
paradigmas. El primero, por supuesto, el paradigma militar. Ha sobrevivido y se
ha renovado, hasta nuestros días.
En los últimos 100 años, la estrategia, ha tenido dos
grandes saltos paradigmáticos, el paradigma Científico Matemático y el
Económico Managerial.
La acción política moderna, desde las campañas
electorales, hasta la gestión de crisis, utiliza la visión que integra los tres
paradigmas, en especial los dos últimos. Pero en nuestro país, el paradigma
prevaleciente es, exclusivamente, el militar. Que no le extrañe al lector saber
que en ninguna escuela de Derecho de la República Dominicana se estudia la
estrategia como teoría, ciencia y disciplina. Ni hablar de otras facultades.
No se trata de las teorías políticas, sociales y
económicas, que se estudian, las que están fracasando o teniendo éxito. Son los
paradigmas en que se sustentan estas teorías las que permiten su éxito o su
fracaso. Es importante comprender que una teoría se parece a un paradigma, pero
no lo es. La teoría es consciente, es una idea que se establece para explicar
cómo actúa algo, como por ejemplo, la teoría de la evolución de Darwin. Hay que
ponerla a prueba, demostrarla o refutarla, apoyarla o cuestionarla, por
experimento y reflexión. El paradigma, tal como expresé anteriormente, es
inconsciente, implícito, no está sometido a evaluación. Por eso afirmo que no
son las ideologías las que han fracasado, sino los paradigmas científicos sobre
los cuales éstas se han sustentado.
En el PRD está colapsando el paradigma de interacción
política. Este ha sido mi discurso y acción política, por eso le he creado Mesa
de Unidad y Concertación, he sido mediador de múltiples procesos y promotor de
la unidad, no sólo por principios, sino como acción estratégica de hacer
política. Como una forma de introducir un cambio de paradigma donde tendremos
más y mejores resultados.
Es por ello que he creado estos mecanismos antes
citados, como forma idónea para la transición hacia nuevos paradigmas de
interacción política, gestionar el proceso de cambio y construir sobre la base
de nuevas estrategias. La alternativa es el colapso. Y un colapso en el PRD es
un colapso en el sistema democrático, pues es el único eje político que encarna
la oposición capaz de aglutinar, articular fuerzas y, sobre todo, hacer
operativo el sistema.
Por eso afirmo, PRD unido, PRD con la gente, es
salvar la democracia dominicana.
En política no existe el vacío, y la ausencia del
PRD, como opción de poder, como partido de oposición en el juego democrático,
implica el unipartidismo, capaz de hacerse oposición a sí mismo, de encarnar
"el cambio" en sí mismo, entonces se profundizarán las condiciones
para una autocracia partidaria con ropaje democrático. Y eso, sí es peligroso,
porque mientras colapsa el paradigma en una parte del sistema, en otra se
entroniza el viejo paradigma autoritario, impositivo, corporativo.
POR NELSON ESPINAL BÁEZ/ASSOCIATE MIT-HARVARD
PUBLIC DISPUTES PROGRAM, UNIVERSIDAD DE HARVARD.