A PROPOSITO DE LA NUEVA REFORMA FISCAL IMPULSADA
POR EL PRESIDENTE DANILO MEDINA, ME PERMITO HACER DE SU CONOCIMIENTO PARA
REFLEXION, PARTE DEL
MENSAJE DEL EX PRESIDENTE JACOBO MAJLUTA EL 27 DE FEBRERO DE 1984, ANTES
DE ENTRAR EN VIGENCIA LAS MEDIDAS TRIBUTARIAS PRODUCIDAS POR EL
ACUERDO DEL GOBIERNO CON
EL FMI Y QUE PRODUJO LA FAMOSA POBLADA DE 1984.
¡NO A LAS NUEVAS CARGAS FISCALES!
Cargas fiscales adicionales aplicadas sobre una
población, ya de por si agobiada por tales eventos, vendrían a ser un lastre
insostenible para las familias dominicanas, aparte de que no generarían los
ingresos buscados, pues los aumentos que dichas cargas supliesen serian
superados por las mermas provocadas por las fuerzas de la contracción. No es
económicamente viable, ni moralmente justificable, extraer más recursos de la
ciudadanía a fin de financiar el déficit del sector público, dadas las condiciones
adversas en que se desarrolla la vida nacional.
Precisamente, en ocasión similar a ésta,
el año pasado indiqué que debía ser motivo de preocupación la incidencia de las
nuevas políticas económicas sobre nuestros grupos de menores ingresos nominales
de acuerdo con la evolución del costo de la vida. Esa observación ha cobrado
especial vigencia hoy en día, cuando dichos grupos se ven acosados por un costo
de vida cada vez mayor.
PREOCUPACION POR LA CLASE MEDIA:
Quiero reiterar también la preocupación que expresé
hace hoy un año respeto de nuestra clase media, que califiques como una de las
fuentes de estabilidad y sostén de las instituciones democráticas. En esa
ocasión señalé que era preciso convenir que existían límites a su capacidad de
absorción de nuevas cargas impositivas, en especial si se conjugaban con
restricciones sobre ingresos y aumentos paulatinos de precios. Mencionaba
además que la tentación de sobrecargas de tributos a esos grupos que son los
más dinámicos de la sociedad, debía ser resistida por parte del Gobierno, el
cual debía imponerse la tarea de hacer más eficiente la aplicación de los
tributos ya existentes.
No hace falta poseer datos especiales de
clarividencia para prever que la intensificación de semejantes condiciones dará
origen a serios trastornos del orden social establecido. Es preciso, por lo
tanto, evitar que la Nación discurra por tan deplorable camino. El énfasis debe
colocarse sobre la prevención a tiempo, en lugar de tener que recurrir.
POR LA PAZ SOCIAL:
La paz social que disfrutamos no es un don permanente
concedido por la naturaleza. Más bien consiste en un delicado equilibrio de
fuerzas, pasiones e intereses, que en el mundo presente no es la regla sino la
excepción. Una vez perdida, es de más difícil recuperación que los daños
físicos que pudiera engendrar cualquier desastre natural. La ruptura de la
solidaridad social, verdadero cataclismo que doblega los valores y los
principios humanos, hace mella en las tradiciones de un pueblo, borrando con
una pincelada de violencia el complicado mecanismo en que tiene su asiento la
convivencia nacional.
Los meses venideros encierran profundas incógnitas e
inquietudes. La confianza ciudadana en el futuro del país se ha visto afectada
por una vasta gama de hechos que van desde el derrumbe del valor externo del
peso, incoherentes medidas oficiales y un alza inusitada en el costo de la
vida. La incertidumbre pública que rodea las negociaciones con el Fondo
Monetario Internacional contribuye a ahuyentar inversiones y promover la fuga
de capitales.
Precisamente, esa disminución en la confianza que los
dominicanos tienen en su porvenir inmediato es un factor de primera magnitud en
el deterioro económico actual. Su consecuencia ha sido la salida de cuantiosos recursos
de inversión que han abandonado el país para ser depositados en bancos del
exterior. Tal proceso ha contribuido a debilitar nuestro signo monetario, dando
origen a mayores pérdidas de confianza. Por otra parte, aún cuando por ese
medio la moneda nacional en sí no sale del país, se produce una transferencia
de poder adquisitivo local de un sector económico a otro, con efectos negativos
sobre las posibilidades de inversión.
PRIORIDAD MAXIMA: RESTAURAR LA CONFIANZA PUBLICAC.
LOS HECHOS DEBEN ACOMPAÑAR LAS PALABRAS:
Debe ser, por lo tanto, una tarea de máxima prioridad
el restaurar la confianza pública en el futuro de la Nación. Pero no se trata
únicamente de llevar a cabo declaraciones sonoras sobre la solidez de la
economía. Esas declaraciones son sin duda importantes, sobre todo si no son
contradictorias. Sin embargo, más significativa es la lección que el diario
vivir enseña a nuestro pueblo. Los hechos deben acompañar las palabras.
No quiere esto decir que solo puede existir confianza
en condiciones de riqueza y abundancia, y que tan pronto aparecen los primeros
nubarrones, ésta desaparece incapaz de resistir la adversidad. Más bien lo que
ella requiere es poder ver la trayectoria del camino que se tiene por delante,
aún cuando estuviere lleno de espinas y abrojos. Lo que la ahuyenta no son los
obstáculos que se ven en el futuro, ni tampoco la necesidad de imponerse
sacrificios, sino la incapacidad de vislumbrar una ruta definida hacia un
porvenir mejor.
TRABAJEMOS SIN PRECIPITACION… SIN QUITAR A NUESTRA
POBLACION LOS MEDIOS DE VIDA QUE LES SON NECESARIOS:
Creemos en esquemas graduales de solución, claramente
definidos sin precipitación, concebidos con sensibilidad social, que aporten
los correctivos deseados sin quitar a nuestra población los medios de vida que
le son necesarios.
Carecería totalmente de perspectiva histórica, así
como de visión para observar lo que ocurre a nuestro alrededor, quien intentara
someter a nuestro pueblo a mayores privaciones que las que tradicionalmente le
han afectado. El plazo de aplicación de correctivos debe permitir que el
aumento en la producción, que es en donde radica la verdadera respuesta a las
limitaciones actuales, vaya compensando las presiones inflacionarias que el
reajuste por sí solo origina.
CONFIADOS, PERO VIGILANTES, DEBEMOS MARCHAR HACIA
ADELANTE CON PASO FIRME, SEGUROS DE NUESTRO DESTINO:
En este aspecto debe primar el objetivo nacional por
encima de cualquier otra consideración. Confiados, pero vigilantes, debemos
marchar hacia adelante con paso firme, sin rodeos, seguros de nuestro destino,
manteniendo en alto el honor que con dolor y sangre nos legaron los Padres de
la Nación Dominicana.
Jacobo Majluta
Ex presidente de la Republica
27 de febrero de 1984.