jueves, 8 de noviembre de 2012

JACOBO MAJLUTA Y LA REFORMA FISCAL: UNA REFLEXION


A PROPOSITO DE LA NUEVA REFORMA FISCAL IMPULSADA POR EL PRESIDENTE DANILO MEDINA, ME PERMITO HACER DE SU CONOCIMIENTO PARA REFLEXION, PARTE  DEL MENSAJE DEL EX PRESIDENTE JACOBO MAJLUTA EL 27 DE FEBRERO DE 1984,  ANTES DE ENTRAR EN VIGENCIA LAS MEDIDAS TRIBUTARIAS PRODUCIDAS POR  EL ACUERDO DEL GOBIERNO  CON EL FMI Y QUE PRODUJO LA FAMOSA POBLADA DE 1984.

¡NO A LAS NUEVAS CARGAS FISCALES!

Cargas fiscales adicionales aplicadas sobre una población, ya de por si agobiada por tales eventos, vendrían a ser un lastre insostenible para las familias dominicanas, aparte de que no generarían los ingresos buscados, pues los aumentos que dichas cargas supliesen serian superados por las mermas provocadas por las fuerzas de la contracción. No es económicamente viable, ni moralmente justificable, extraer más recursos de la ciudadanía a fin de financiar el déficit del sector público, dadas las condiciones adversas en que se desarrolla la vida nacional.


Precisamente, en ocasión similar a ésta, el año pasado indiqué que debía ser motivo de preocupación la incidencia de las nuevas políticas económicas sobre nuestros grupos de menores ingresos nominales de acuerdo con la evolución del costo de la vida. Esa observación ha cobrado especial vigencia hoy en día, cuando dichos grupos se ven acosados por un costo de vida cada vez mayor.

PREOCUPACION POR LA CLASE MEDIA:
Quiero reiterar también la preocupación que expresé hace hoy un año respeto de nuestra clase media, que califiques como una de las fuentes de estabilidad y sostén de las instituciones democráticas. En esa ocasión señalé que era preciso convenir que existían límites a su capacidad de absorción de nuevas cargas impositivas, en especial si se conjugaban con restricciones sobre ingresos y aumentos paulatinos de precios. Mencionaba además que la tentación de sobrecargas de tributos a esos grupos que son los más dinámicos de la sociedad, debía ser resistida por parte del Gobierno, el cual debía imponerse la tarea de hacer más eficiente la aplicación de los tributos ya existentes.

Las amas de casa son víctimas de un continuo desaliento, cuando presencian impotentes cómo los artículos que sus familiares requieren se colocan cada vez más fuera del alcance de su poder de compra.

No hace falta poseer datos especiales de clarividencia para prever que la intensificación de semejantes condiciones dará origen a serios trastornos del orden social establecido. Es preciso, por lo tanto, evitar que la Nación discurra por tan deplorable camino. El énfasis debe colocarse sobre la prevención a tiempo, en lugar de tener que recurrir.

POR LA PAZ SOCIAL:
La paz social que disfrutamos no es un don permanente concedido por la naturaleza. Más bien consiste en un delicado equilibrio de fuerzas, pasiones e intereses, que en el mundo presente no es la regla sino la excepción. Una vez perdida, es de más difícil recuperación que los daños físicos que pudiera engendrar cualquier desastre natural. La ruptura de la solidaridad social, verdadero cataclismo que doblega los valores y los principios humanos, hace mella en las tradiciones de un pueblo, borrando con una pincelada de violencia el complicado mecanismo en que tiene su asiento la convivencia nacional.

Los meses venideros encierran profundas incógnitas e inquietudes. La confianza ciudadana en el futuro del país se ha visto afectada por una vasta gama de hechos que van desde el derrumbe del valor externo del peso, incoherentes medidas oficiales y un alza inusitada en el costo de la vida. La incertidumbre pública que rodea las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional contribuye a ahuyentar inversiones y promover la fuga de capitales.

Precisamente, esa disminución en la confianza que los dominicanos tienen en su porvenir inmediato es un factor de primera magnitud en el deterioro económico actual. Su consecuencia ha sido la salida de cuantiosos recursos de inversión que han abandonado el país para ser depositados en bancos del exterior. Tal proceso ha contribuido a debilitar nuestro signo monetario, dando origen a mayores pérdidas de confianza. Por otra parte, aún cuando por ese medio la moneda nacional en sí no sale del país, se produce una transferencia de poder adquisitivo local de un sector económico a otro, con efectos negativos sobre las posibilidades de inversión.

PRIORIDAD MAXIMA: RESTAURAR LA CONFIANZA PUBLICAC. LOS HECHOS DEBEN ACOMPAÑAR LAS PALABRAS:
Debe ser, por lo tanto, una tarea de máxima prioridad el restaurar la confianza pública en el futuro de la Nación. Pero no se trata únicamente de llevar a cabo declaraciones sonoras sobre la solidez de la economía. Esas declaraciones son sin duda importantes, sobre todo si no son contradictorias. Sin embargo, más significativa es la lección que el diario vivir enseña a nuestro pueblo. Los hechos deben acompañar las palabras.

No quiere esto decir que solo puede existir confianza en condiciones de riqueza y abundancia, y que tan pronto aparecen los primeros nubarrones, ésta desaparece incapaz de resistir la adversidad. Más bien lo que ella requiere es poder ver la trayectoria del camino que se tiene por delante, aún cuando estuviere lleno de espinas y abrojos. Lo que la ahuyenta no son los obstáculos que se ven en el futuro, ni tampoco la necesidad de imponerse sacrificios, sino la incapacidad de vislumbrar una ruta definida hacia un porvenir mejor.

TRABAJEMOS SIN PRECIPITACION… SIN QUITAR A NUESTRA POBLACION LOS MEDIOS DE VIDA QUE LES SON NECESARIOS:
Creemos en esquemas graduales de solución, claramente definidos sin precipitación, concebidos con sensibilidad social, que aporten los correctivos deseados sin quitar a nuestra población los medios de vida que le son necesarios.

Carecería totalmente de perspectiva histórica, así como de visión para observar lo que ocurre a nuestro alrededor, quien intentara someter a nuestro pueblo a mayores privaciones que las que tradicionalmente le han afectado. El plazo de aplicación de correctivos debe permitir que el aumento en la producción, que es en donde radica la verdadera respuesta a las limitaciones actuales, vaya compensando las presiones inflacionarias que el reajuste por sí solo origina.

CONFIADOS, PERO VIGILANTES, DEBEMOS MARCHAR HACIA ADELANTE CON PASO FIRME, SEGUROS DE NUESTRO DESTINO:
En este aspecto debe primar el objetivo nacional por encima de cualquier otra consideración. Confiados, pero vigilantes, debemos marchar hacia adelante con paso firme, sin rodeos, seguros de nuestro destino, manteniendo en alto el honor que con dolor y sangre nos legaron los Padres de la Nación Dominicana.

Jacobo Majluta
Ex presidente de la Republica
27 de febrero de 1984.